0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el domingo, 29 de diciembre de 2013
Coffee lovers


Me desperté temprano sintiendo el vació de la habitación, un frío que me llegaba desde el otro lado de la cama. Estiré mis brazos lentamente para buscarlo entre las sabanas pero no lo encontré. Me ovillé bajo las frazadas, sintiéndome sola. No aguante más así en la cama vacía sin nadie que me acompañe, sin sentir su calor, su calidez, por lo que me levante rápidamente para buscarlo. Corrí por el pasillo de mi casa, dejando que mi pelo vuele contra el viento que producía mi correr, mis manos acariciaban las paredes a la vez que empujaban las puertas para buscar detrás de ellas a mi amado. Busqué en vano por todos lados. La última habitación que me quedaba por ver era el living donde no esperaba verlo porque allí no había nada para hacer salvo unos viejos sillones que no generaban nada.
Al entrar me di cuenta de que no era como yo pensaba, en la última habitación en la que yo pensaba que nada podía pasar, de la que nada podía esperar, más allá de lo que se veía, era lo que significaba. De no ser por unas manos en mi cintura, no me hubiese movido por unos segundos. A la vez sentí que soplaban mis cabellos y los corrían de mi cuello para dejar en él un pequeño y dulce beso. Sonreí ampliamente dejándome caer contra la pared humana que me tenía en brazos, suspirando. Sobre la mesa estaba formado un corazón, no era un corazón hecho de rosas o con velas, como se esperaría, era un corazón hecho con diferentes tazas de café.
Cada una con un significado diferente. Cada una especial para mi, especial para los dos.
Dejé que mi mirada se desviara de las tazas y pasara a mirarlo a él, me di la vuelta y llevé mis manos a su mejilla, me estire apenas para besarlo.
- Me encantan tus labios, saben a café - dije sonriendo contra sus labios, sintiendo su cálido aliento sobre mi boca.
- Yo creo que con el tiempo los tuyos están igual - comentó acariciando mi cintura, a la vez que, me hacía caminar hacía atrás para donde esta la pequeña mesa con las tazas. Me di la vuelta para verlas, estudiándolas con la mirada.
- No has olvidado ni una - mi sonrisa se extendió por todo mi rostro - cuando nos conocimos - señale una taza morada, la taza de café que él había derramado sobre mi como escusa para comenzar a hablarme - y esta fue la que me invitaste después. Cuando cumplimos un mes - fui nombrando las tazas añorando esos momentos de felicidad - cuando cumplimos un año juntos, cuando nos casamos - recordé mi vestido blanco y como al llegar a casa, al servirnos un café el lo derramo sobre mi como la primera vez - cuando llego Steffy y Drew. Después Benjamín - mi mano viajo junto a la suya hasta mi panza acariciando de un lado al otro, sintiendo como dentro se escondía mi pequeño bebé - Son un montón - finalicé sin nombrar la última, a lo que él me calló con un simple movimiento y habló.
- Te falta una, esta es la más dulce y especial de todas, es la que demuestra todo el amor que siento por ti, todo lo que vivimos, esta habla y siente por todas, cada una de ellas es especial a su manera, cada una de ellas tiene guardados nuestros recuerdos, nuestros momentos, todas ellas sienten como nosotros, que después de quince años, una taza de café sigue manteniéndonos unidos como la primera vez.

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