0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el jueves, 27 de febrero de 2014
Última lectura: Crimen y castigo, Fiódor Dostoyevski [reseña]



Ficha técnica

Título: Crimen y castigo
Autor: Fiódor Dostoyevski
Editorial: Ediciones libertador
Tema: Clasico
Páginas: 704
Tipo de edición: Tapa blanda sin solapas



Sinopsis:

Crimen y castigo (1866), considerada por la crítica como la primera obra maestra de Dostoievski, es un profundo análisis psicológico de su protagonista, el joven estudiante Raskolnikov, cuya firme creencia en que los fines humanitarios justifican la maldad le conduce al asesinato de un usurero petersburgués. Pero, desde que comete el crimen, la culpabilidad será una pesadilla constante con la que el estudiante será incapaz de convivir. El estilo enfebrecido y compasivo de Dostoievski sigue con maestría única los recovecos de las contradictorias emociones del estudiante y refleja la lucha extrema que libra con su conciencia mientras deambula por las calles de San Petersburgo. Ya en prisión, Raskolnikov se da cuenta de que la felicidad no puede ser alcanzada siguiendo un plan establecido a priori por la razón: ha de ganarse con sufrimiento.

Crítica:

Compre este libro solo por escuchar su nombre, o por haberlo leído en algún lado, si es un clásico puede que esta bueno, pensé. No me equivoqué. La verdad que me gusto, pero no tanto como esperaba. Al principio la historia me parecía realmente confusa, bueno siempre me sucede que termino un libro y al comenzar otro no me suelo encontrar con las palabras, pero luego de unas paginas me enganche, pero seguía confusa, más que nada por los nombres de los personajes, y su doble uso, puesto que llevan un nombre y como un sobre nombre.

Además de eso la historia comienza en una parte donde no tiene sentido, y pasado el tiempo menos todavía. El personaje que parece principal no lo es. Y él que realmente lo es, termina por marearte con sus ideas y vueltas. La trama es muy buena, pero el hecho de que sea un libro ta largo no, me llevo un mes leerlo y el hecho de que dejara de leer un tiempo no me suponía cambio porque la historia seguía igual y no cambiaba mucho.

Me gustaron los personajes, la manera de ser de cada uno, como puede soportar tanto una persona en su interior, creer que el mundo es suyo, y que no le importe nada pero al mismo tiempo sufrir a más no poder. Un castigo puede ser dado por cualquiera, y el peor es el de uno mismo. Como se inflige castigo el mismo en su subconsciente, cree que su acción no fue por obrar mal, si no como un acto de justicia, y que no debe ser castigado, pero al final termina por volverse loco.

El final de la historia bien no termina de convencerme puesto que es muy simple, la historia lleva mucha trama sobre el personaje en su estado de delirio y luego en nada ya se encuentra bien y dispuesto a confesarlo todo. Me pareció que el final necesitaba un poco más de camino.

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0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el miércoles, 5 de febrero de 2014
{AMOR&AMISTAD} Capítulo treintaidos – Olvidar.



- ¡Charlie arriba! – me despertó mi madre el domingo por la mañana temprano – te espero abajo.
- Kristen, te quedas o me vienes a ayudar – le pregunte bostezando a mi amiga a la vez que ka zamarreaba suave al hombro – Kristen.
- ¿Ehm?
- ¿Vienes? Voy al trabajo.
- Si – respondió a duras penas, seguía dormida, le tiré una almohada. Se sobresalto y saltó de la cama.
- Levántate y vestiste – me levanté, me aseé y me cambié.

Mientras ella se preparaba yo arreglé mi habitación. Tendí las camas. Junté la ropa que estaba tirada por el piso y la ordené en el placard o la apilé para lavar. No me había detenido a observar la ventana en mucho tiempo, la verdad. Las flores que Nicholas me había obsequiado estaban caídas y negras. Habían muerto, cómo las había podido olvidar así.

¿Habría pasado lo mismo con quien me las obsequió la noche anterior? ¿Me habría olvidado de él al estar con Jerry? Si, eso había pasado lo había olvidado por completo, como a las flores.

Lo que había hecho con Nicholas había sido reemplazarlo por Jerry, con las flores podría hacer lo mismo, para que estén sanas y relucientes, llenas de vida, pero no serían las mismas. Nuera sería lo mismo. Yo ya había jugado mis cartas y ahora tenía que aguantarme lo que fuera.

Yo había elegido las flores, aunque ahora estén marchitas yo las quería y ahora tenía que vivir con eso. Las quité del florero y las arrojé a la basura.

¿Qué ves?- pregunto Kristen, me di la vuelta y la tenía mirándome desde el baño, yo me encontraba observando las flores con mirada ausente.
- Ehm, nada – caminé rápidamente a ella y la tomé del brazo – vamos – agarré mi bolso y salimos.

- Tienen que limpiar las heladeras – dije mi madre en cuanto llegamos al local – quiten las comidas y límpienlas.

Comenzamos el trabajo de mala gana, ya que estábamos muy dormidas por el baile de la noche anterior, no tendríamos que haber salido, pero era el único día que tenía para poder estar con Kristen, en la semana tenía escuela y el miércoles ella se iría otra vez y no tenía idea cunado regresaría, capaz que pronto, capaz que nunca. Y por eso no quería desperdiciar mi tiempo, quería pasarlo con ella.

- ¡Jerry! – la escuché gritar y me di la vuelta dejando caer el trapo que tenía en la mano, pero qué hacía él ahí, no podía ser. Y ahora que iba a hacer.
- Hola, chicas – saludó sonriendo y me miró – vine para hablar contigo – explicó.
- Ehm... ¿Conmigo? No puedo, estoy trabajando – intente escaparme pero no lo logré, Kristen no me ayudo.
- Yo puedo seguir sola, ve con él.
- Vamos atrás – dijo él y caminamos a la parte trasera del local donde no estaba mi madre, por suerte.
- ¿Qué pasa? – le pregunte observándolo, tenía mi mano sujetada con fuerza, seguro pensaba que me escaparía.
- ¿Tu estas con Nicholas verdad?

Lo miré sin responder, es que no era obvio que yo estaba saliendo con él, nos había visto el día anterior en la heladería, como si no fuera suficiente.

- Bueno creo que es un si, ¿pero de verdad le amas? – pregunto a lo que yo bajé la mirada para no encontrarme con sus ojos. Si le amaba pero no de la misma manera que a él, no podía admitirlo – dime algo.
- Tengo que trabajar – tiré de mi mano y me zafé, estaba apunto de salir de allí atrás pero Kristen gritó:
- ¡Nicholas! ¿Qué haces acá? – pregunto lo bastante alto como para que nosotros escucháramos desde donde estábamos.

Miré a Jerry, asustada. Nicholas no debía saber que Jerry estaba ahí, qué pensaría. Tenía que esconderlo como fuera. Me moví muy deprisa por lo que tiré un montón de cubiertos que había sobre una mesa, ellos escucharon el ruido.

- ¿Charlie? – pregunto él, a lo que estuve a punto de gritar pero Jerry me tapo la boca con la mano para que no saliera el sonido y me arrastro más al fondo donde se supone que nadie entra.
- ¡Shh! – me calló Jerry después de que yo quisiera decir algo.
- ¿Char? – pregunto otra vez Nicholas, el cual ya había cruzado el límite que marcaba el mostrador de la tienda - ¿Estas?

Es que tampoco convincentes eran las mentiras de Kristen que Nicholas no le había creído y ahora me buscaba por su cuenta, no quería viera así. Jerry me aplastaba con cuerpo y todo, detrás de un mueble, donde ninguna explicación bastaría para aclarar lo que se veía. Tenía su rostro a unos centímetros del mío y a él no parecía preocuparle para nada, pero a mi si. En algunos momentos imaginaba que la magia podría servir para algo si fuera real, quería que Jerry se esfumara solo por un momento.

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo treintaiuno - Todo sigue igual.



- ¿Dónde estabas? – pregunto Kristen, cuando al fin las encontré en la barra bebiendo jugo.
- Me quedé encerrada en el baño, hasta que una chica me pudo sacar – mentí.

No quería contarles a ellas lo que había pasado, no ahora. Me senté junto a ella y pedí un jugo también. Espere que pasara un rato para decirles que me quería ir, pero Kimi me gano de mano.

- Debemos regresar, mi padre no me da horario pero mejor no llegar tarde para que me lo preste en unos días.
- Mejor así podemos salir después – dije yo y me levante para ir a la salida.

- ¿Te quedas a dormir? – pregunte a Kimi en el camino a casa.
- No, regresaré a casa. Tengo todo en el auto – informó.
- Entonces nos vemos el lunes – la saludé y baje del auto.
- Espero nos veamos antes de que te vayas – escuche decir a Kimi.
- Si nos juntaremos uno de estos días.

Kimi se fue y nosotras entramos en la casa, en silencio porque mi madre dormía. Pasamos por la cocina para comer algo, ya que después de haber bailado toda la noche, el apetito nos había llagado. Y subimos a mi habitación. Kristen prendió mi laptop, para pasar las pocas fotos que habíamos tomado, mientras yo sacaba de debajo de mi cama la suya y la preparaba, la subí hasta ponerla de mi altura y la arreglé.

Me cambié la ropa por el pijama y me escabullí al baño para quitarme el maquillaje y despeinarme. Volví y me metí entre las sabanas. Ella hizo lo mismo. Y se acostó a mi lado.

- Ahora, bien, cuéntame que ocurrió en el baño.
- Ya te conté lo que paso.
- No me mientas, yo lo vi.

Empalidecí cuando dijo eso y yo que pensaba que podía tener un secreto para mi sola, nunca iba a poder, siempre tenía que haber alguien que supiera todo.

- Paso lo que yo no quería que pase.
- ¿¡Lo besaste!?
- ¡No! – grité contradiciéndola – el a mi.
- ¡Es lo mismo!
- No le respondí nunca.
- ¿Pero paso algo más?
- No.
- ¿Qué le dijiste?
- Quedo entendido que lo amo – conté espació esperando su reacción.
- ¡¡Estas loca!! – me gritó - ¿Y Nicholas?
- Pero todo sigue igual – informé.
- Seguro. Amiga, yo el miércoles me marcho a mi país y no voy a poder ayudarte más.
- Lo sé.

Cerré los ojos para intentar dormir, pero el sueño no venía, solo tenía las imágenes de lo último ocurrido en mi cabeza y no había nada más.
Jerry, Jerry y más Jerry. Era en lo único que podía pensar ¿Qué podía hacer ahora? No me quedaba otra. Ya nos habíamos arreglado, a medias. Pero había un pequeño inconveniente: Nicholas.

Nicholas, ahora tenía dos caras en mi mente. Dos rostros hermosos, dulces y tiernos. Que me observaban. Como había ocurrido noches atrás. Abrí los ojos, miré a Kristen, ya estaba durmiendo. Quería hacer lo mismo ya que algunos decían que cuando consultas las ideas con la almohada se aclara todo. No lo creía posible pero lo intentaría.

Busqué en mi estante a mi peluche Federico y lo abracé fuerte, acomodándome sobre mi costado para dormir. Cerré los ojos y me concentre en imaginar todo en negro sin que ninguna imagen trajera los recuerdos que yo quería dejar de lado.

Ahora estaba perdida en un bosque, me encontraba en la oscuridad. Sin nadie a quien seguir, sin nadie que me guíe para poder salir de aquel lugar. No tenía una guía. No tenía una luz. No tenía nada.

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo treinta – Arrepentirme.



- ¡Voy al baño! – grité a mis amigas intentando comunicarme a través de la música.

Me separe de ellas y las dejé bailando entre la multitud. Me abrí paso entre la gente y logré llegar a los baños, por un pasillo, el cual también estaba alborotado de gente. En realidad parejas que parecían comerse unos a los otros sin importar que los vieran.

Entré en el baño de mujeres que estaba vacío y me metí en un cubículo. Sentí como otra persona entraba al baño y lo trababa, pensé que sería la mujer de la limpieza.

Pero cuando salí no me encontré con la mujer que pasa a cada rato para limpiar un poco si no con Jerry, mi amigo, que hasta donde yo sabía el no trabajaba de conserje.

- ¿Qué haces? – le interrogué alzando las cejas sin comprender nada. Se acerco a mi, obligándome a retroceder conforme el se acercaba termino por acorralarme contra la pared.
- Shh... – me calló, apoyó una de sus manos en la pared justo al lado e mi cabeza y con la otra corrió mi cabello, acariciando mi mejilla – quiero recuperarte – susurró antes de pegar sus labios a los míos.

Me convertí en una estatua al sentir el contacto, eso no estaba pasando, no podía pasar. Era imposible, de seguro que estaba dormida. Me había sentado en el pequeño living del boliche y me había dormido era la única opción ya que Jerry no sabía donde estaríamos.

Tanto lo deseaba que ahora soñaba con él, tenía que despertar. Un novio me esperaba en casa. Lo empujé por el pecho para separarlo pero me agarró por las muñecas e insistió en besarme. Yo no quería responderle. No podía. No debía. Él ya no pertenecía a mi vida.

- ¡Suéltame Jerry! – casi grité, evitando sus besos.
- Char… - suplicó posando sus manos con las mías en mi cintura.
- Gritaré – amenacé.

Dejó caer mis manos pero no se aparto, subió otra vez a mi mejilla y me acarició Sueve. Giré mi rostro y él me acompaño con la mano.

- Mírame – intentó girar mi vista – te amo Charlie – confesó mirándome a los ojos. Sus ojos color miel parecían sinceros, más sinceros que nunca, eran puros. Como los que yo había conocido antes. Los que a mi me gustaban.
- Quiero salir – pedí sin moverme.

Volvió a besarme, esperando a que yo respondiera. No lo iba a hacer, no quería moverme, no quería negarme y tampoco responder, solo quería que él se fuera.

- Se lo que sientes – volví a enfocar su iris en mi. Supliqué con la mirada que me dejara marchar. Pero no lo hizo, espero.

Tenía toda la razón del mundo, yo lo amaba. Más de lo que imaginaba, siempre lo había amado y siempre lo había sabido. Pero ya era tarde para asumirlo, yo estaba con Nicholas y no podía engañarlo o dejarlo o algo parecido. ¿Qué debía hacer? No lo sabía.

- Tu me quieres tanto como yo a ti – puntualizó y no me negué – vez tengo razón – yo solo lo miraba a los ojos, esperando para salir – Charlie, mírame a los ojos y dime que no me amas y que no me quieres ver más y yo te dejaré tranquila con Nicholas.
- No puedo – dije al fin. Esa era la verdad, no podía separarme de él.

Sonrío ante mi respuesta, era lo que él esperaba una afirmación a lo que yo sentía. Ahora como podía negarme a algo, si ya lo había dejado en claro. Yo lo amaba. ¿Me pasaba lo mismo con Nicholas?

Otra vez enfocó mi rostro para que quedara a la altura de sus ojos y poder ver los míos. Se quedó inmóvil durante unos minutos, esperaba que yo saliera corriendo, cosa que ahora no haría. Me dejé caer contra la pared sobre el piso. Se acomodo a mi lado y tomo mi mano. No intenté separarme.

- Esto es imposible – dije en un susurro, dejé caer mi cabeza contra la pared y cerré los ojos.
- Esto es lo que yo quería.
- Ahora no se que voy a hacer – dije en voz alta, no tenía que haberlo hecho.
- No te puedo obligar a decidir entre alguno de los ojos, porque eso sería injusto pero en algún momento tendrás que decidir. Aunque yo te esperaré siempre.

Acarició mi mano, haciendo dibujos en ella con su pulgar. Abrí un ojo y ladeé la cabeza para poder mirarlo, sin que el se diera cuenta. Parecía feliz, muy feliz. Y la verdad yo también lo estaba. Había pensado que si esto pasaba, estaría arrepintiéndome toda la vida, pero no iba a ser así.

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo veintinueve – Nada de hombres.



- ¿Qué hora es? – preguntó Kristen mientras buscaba ropa en su bolso.
- Son las siete y media – contestó Kimi desde mi cama donde también ella sacaba ropa.
- Tenemos hora y media para arreglarnos – puntualicé desde mi placard.
- ¿Suficiente para quedar más bellas de lo que somos? – bromeó Kristen.
- Suficiente – sonrió Kimi – ataquemos con las uñas primero.

Pasamos un rato decidiendo que color de uñar usar para combinar con la ropa que luego usaríamos. Una vez listas nuestras uñas seguimos con el maquillaje, a m no me gustaba mucho por lo que use poco. Pero ellas, si se pintaron y bastante.
Para el peinado me planche el pelo y después dejé que las chicas jugaran con el ya que no me molestaba que me hicieran cosas en la cabeza, me gustaba experimentar peinados nuevos.

Como no hacía frío, buscamos ropa liviana para usar. Me puse un short blanco. Una remera estampada negra y un saco gris sin mangas y largo enzima. Todo haciendo juego. Use unas sandalias con toca, negras. Me puse muchos collares y pulseras como siempre.

Las chicas se vistieron; Kimi casi como yo pero con una falda y de otro color. Y Kristen uso un vestido, cortito para lucir sus perfectas y largas piernas.

Terminamos de arreglarnos media hora antes de la que habíamos arreglamos para salir por lo que pudimos arreglar nuestras carteras. Cosa que a las chicas nos toma bastante tiempo porque nunca nada es suficiente y una valija es mucho. Así que solo llevamos nuestros teléfonos y una cámara de fotos. Porque no queríamos cargar con cosas, solo queríamos divertirnos.

Salimos a las nueve en punto, fuimos en el auto de Kimi, en realidad era de su padre pero como ella tenía el carné, él la dejaba conducir con dos requisitos, que vuelva entero y sin ninguna infracción.

Gracias a ella antes con mi amigo, con Jerry, porque parecía que ya no era mi amigo, podíamos hacer viajes. Nos divertíamos mucho juntos y sin destruir su auto.

Llegamos al boliche justo cuando la gente empezaba a entrar. Nos tomamos nuestro tiempo para estacionar pues no queríamos se las primeras en entrar, así que cuando decidimos que el auto estaba seguro, caminamos al salón.

La fila para entrar estaba bastante larga, cuando llegamos nos acomodamos tras un grupo de chicas de nuestra edad y esperamos mientras charlábamos. Llego nuestro turno y entramos. Era la primera vez que Kristen visitaba ese lugar, por lo que fue más divertido ya que le hicimos un tour de visita por el boliche.

Nos acercamos a la barra y pedimos tres bebidas sin alcohol, ya que habíamos aprendido que se disfruta más de una fiesta cuando uno esta conciente de lo que hace. Por lo que nos convenía de beber nada.

A Kristen ya la habían invitado a bailar un par de veces pero ella se negó siempre, ya que era una noche solo para chicas. Ella disfrutaba rechazando chicos porque le parecía divertido.

Con Kimi no pensábamos así, nos daba un poco de pena decir que no a los chicos. Pero en verdad tenía que hacerlo pues como había dicho Kristen yo tenía novio y no quería serle infiel ni con unos días juntos ni nunca, ese era mi concepto de estar enamorada.

Yo sabía que cuando llegaba el momento de sentir algo fuerte por alguien lo notaría, pero nunca tuve aviso alguno de cómo iba a ser, ni cuando pasaría y ahora que se que paso la verdad no se como me tengo que sentir, supongo que en las nubes por estar enamorada. Pero ¿En verdad lo estoy?

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo veintiocho – Helados.



- Yo invito – avisé cuando llegué al mostrador de la heladería - ¿De qué lo quieres?
- Menta y vanilla.
- Ve y siéntate – salió del lugar y se sentó en un banco.

Pedí nuestros helados bastantes grandes y los pagué. Salí junto a él, me senté a su lado y le dí el suyo.

- Wow es enorme – dijo viendo el tamaño de su helado – has gastado toda tu mesada.
- No eres el único que gana su propia plata – le indiqué. El lugar era caro si, pero yo podía pagarlo.
- Déjame probar – pidió y le acerqué mi helado de chocolate blanco y limón. Tanto que apropósito manche su nariz.
- Que lindo – riendo se acercó a mi y limpió su nariz en mi mejilla – no – me intenté separar pero era tarde, tenía la cara con helado.

Cuando Nicholas estaba limpiando mi mejilla, con una servilleta, me fue imposible no verlo. Jerry entraba en la heladería cónsul primita Angy de la mano. Él también me había visto. Dejé de reírme al segundo y me quede dura. Me miró con expresión dolida. Volteé mi vista para que la mía no cambiara como la de él.

Al rato volvió a salir con un helado en su mano y otro en manos de su prima, ella me vio y me reconoció al instante, corrió hacía mi.

- Char – gritó la pequeña de unos cinco o seis años, ella venía casi todas las semanas a casad e Jerry a visitarlo.
- Hola Angy – le pasé mi helado a Nicholas que me miraba sorprendido y alcé a la niña de cabello rubio en mi regazo – que helado tan rico.
- Hola – saludó Jerry obligadamente al llegar a nuestro lado.
- Hola – respondimos a la vez con Nicholas.
- Angy creo que debemos regresar a casa – dijo Jerry a la niña.
- No – dijo ella abrazándome.
- Pequeña, no te puedes quedar conmigo – dije mirando a Jerry quien se acerco y sacó a Angy de mis brazos – nos veremos otro día ¿Si? – mentí a la pequeña de ojos celestes.
- Adiós – saludó Jerry con tristeza en su voz.
- Cau Char – saludó la niña y se marcho con su primo.

Tomé mi helado de sus manos y lo miré avergonzada.

- Es la primita de Jerry, vienen cada una o dos semanas, me conoce – expliqué. Lo miré a los ojos y reí.
- ¿Qué ocurre? – pregunto desconcertado.
- Tu nariz – se limpió automáticamente y saco el helado que yo le había dejado.
- Te crees divertida verdad.
- Si.
- Bueno yo también – con su mano libre me hizo cosquillas.
- No, cosquillas no, por favor – me retorcía por las cosquillas a la vez que hacía maniobras con mi helado para no dejarlo caer – vamos – una vez que dejó a un lado las cosquillas caminamos de en dirección a mi casa mientras terminábamos los helados.
- Creo que nos veremos mañana – sugirió.
- Mañana por la mañana trabajo en la panadería y por la tarde haré tareas.
- Bueno entonces será el lunes.
- Seguro – me alcé sobre mis pies para besarlo. Sujeto mi rostro entre sus manos y me besó con más pasión de la que yo esperaba.
- Wow – me separé tomando aire y me di cuenta de porque lo había hecho, Jerry nos miraba desde su puerta donde jugaba con Angy – Eres un idiota – le grité a Nicholas y entré en mi casa enojada.
- Hasta que llegas – mi amiga dejo a un lado su libro y camino hacía mi – no pareces feliz.
- Es un tonto, me besó enfrente de Jerry - le dije a mi amiga.
- ¿Y eso que tiene? – pregunto sin comprender.
- No quiero lastimarlo más
- Bueno eso no importa ahora, vamos a cambiarnos.
- ¿Qué hora es?
- Las siete y media.

Estábamos por subir las escaleras cuando el timbre sonó. Kristen corrió a atender era Kimi.

- Hola chicas – saludó – no saben con el bombón que me crucé recién de pelo negro y ojos gris claros.
- Ehm – Kristen me miró y luego a Kimi – es el novio de Charlie.
- No es mi novio.
- ¿Entonces qué es? – pregunto Kristen.
- Bueno, no lo sé.
- Esta bien, prometo no volver a mirarlo.
- Mejor – dije y subimos las escaleras a mi habitación.
- Cero chicos por esta noche – propuso Kristen.
- Perfecto cero chicos – agregué y cruzamos la puerta al paraíso de la belleza.

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo veintisiete – El jardín.



Al ver el jardín me horrorice enseguida. El pasto estaba crecido casi hasta mi cintura. Hace cuánto que mi madre no lo cortaba. Un mes seguro camine unos pasos y me quedé quieta en donde comenzaba el césped, sin querer entrar por miedo a los bichos que encontraría en el lugar.

- ¿Quieres que yo lo corte? – me pregunto al ver mi cara.
- ¿De verdad? No deja lo haré yo.
- En serio, tú limpia el patio y yo corto el pasto. Deja que primero me ponga mi jogging – me mostró su bolso.
- Bueno y ¿Eso para qué era? – pregunte confundida.
- Nuestra tarde juntos pero hubo cambio de planes.
- Ah claro, bueno entra y desase el camino hecho, es la primera puerta junto a la escalera.
- No me perderé.

Mientras lo esperaba llene un balde para baldear el patio. Tiré el agua y me arrepentí porque esta alcanzó los pies de alguien.

- ¡Ups! Lo siento – comencé a disculparme.
- Esta no te la dejo pasar – dijo Nicholas y me lanzó un poco de agua de la canilla que estaba abierta.
- ¡No! Mi peinado – me quejé riendo.
- ¿Cuál peinado? – pregunto jugando con su mano sobre mi cabeza.
- Ya veras – me defendí mojándolo aún más.
- Así no terminaran nunca – nos reto mi madre cuando salió de la casa para buscar más agua en su balde.
- Lo siento – dije yo y puse el balde en su lugar y comencé a limpiar el piso.

Nicholas corrió hacía la máquina para cortar el pasto y comenzó con su recorrido. El llevaba la mitad de su recorrido por nuestro amplio jardín cuando yo ya había terminado de limpiar el patio. Sin que se diera cuenta entre para preparar una jarra con limonada. Salí con una bandeja con la jarra, dos vasos llenos de jugo y un plato con dos sándwiches de jamón y queso.

- ¿Quieres? - le ofrecí después de llegar a su lado caminando por el césped recién cortado.
- Gracias – tomó uno vaso y un sándwich a la vez que se limpiaba el sudor de la frente con el dorso de la mano.
- Lamento hacerte trabajar – dije apenada, miré mi reloj eran las tres y media – ya se nos ha pasado toda la tarde.
- No me importa, es divertido – dijo el sonriendo – si me dejas media o un cuarto de hora más terminaré y podemos tomar un helado ¿Si?
- Seguro – salí del jardín y dejé en la mesa limpia la bandeja.

Limpié las ventanas y regué las flores mientras él terminaba con el pasto. Cuando finalicé junté todo el césped que el dejaba cuando pasaba con la máquina. Cuando terminamos era las cuatro y cuarenta y cinco de la tarde. Nos quedaba un rato para estar juntos.

- Al fin terminamos – dijo dejándose caer en el banco del jardín. Me senté sobre sus piernas.
- Gracias – sonreí y lo besé.
- Si ese es el premio, te ayudaré más seguido.
- ¿Todavía quieres ir por un helado?
- Claro – respondió besándome en la mejilla.
- Te presto mi baño ¿Quieres? Tú has dicho que tienes ropa de más.
- Si ¿Tu madre no tendrá problemas en que me duche acá?
- No, después de que has cortado su jardín, te lo debe. Yo usaré el de ella.
- Genial.

Tomé de mi habitación una pollera blanca cortita, una remera rosa claro y una camisa a juego. También ropa íntima y unos zapatos. Lo dejé a él en el baño de mi habitación y yo salí para usar el de mi madre.

Antes de entrar en su habitación, vi a Kristen subir por la escalera a mi cuarto, corrí a ella antes de que entrara.

- ¿Dónde has estado? – pregunte puesto que no la había visto en todo el día.
- Kimi ha pasado a buscarme temprano – comentó he intentó entrar otra vez en la habitación.
- No.
- ¿Qué escondes ahí?
- Nicholas se esta bañando.
- ¿¡Tienes a Nicholas en tu cuarto!? ¿Qué has hecho con él? – pregunto sonriéndome y me guiño un ojo.
- ¡No he hecho nada! – la callé para que no nos escucharan – me ayudo con la limpieza nada más. Ven – la guíe a la habitación de mi madre para así poder liarme – espera acá – la deje en la cama de mi madre con mi laptop así yo me bañaba tranquila.

Hice lo más rápido que pude. Me cambié y me sequé el pelo, acomodando mi flequillo.

- ¿Y ahora a dónde vas? Recuerda que esta noche salimos – me recordó.
- Solo tomaré un helado con Nicholas.
- No regreses tarde.
- No lo haré.
- Esta bien.

Cuando ya estaba lista salí de mi cuarto y lo busqué. Salimos en dirección a la heladería de la mano.

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{AMOR&AMISTAD} Capítulo veintiséis – Jornada de limpieza.



- Char – me llamó para despertarme.
- Mmm.....
- Tenemos que volver, han pasado dos horas.
- ¡Mi madre! – grité levantándome de golpe.

Rió y lo miré frunciendo el entre cejo. Me castigaría y no podría verlo por varios días.

- Ya le avisé, le puse que estábamos regresando en un mensaje.
- Gracias – dije sonriendo – a veces pienso que a tu lado paso más tiempo durmiendo que despierta.
- No me importa eso – dijo acercándose a mi y me beso – eres linda cuando duermes.
- Si pero no sé me da la impresión e que te aburres a mi lado – comenté.
- Eso nunca, si quieres hoy hacemos algo más divertido, ósea cuando salga el sol, a la tarde – sugirió.
- Seguro pero ahora volvamos antes de que mi madre nos mate a ambos.

- Nos vemos – se despidió de mí con un beso dulce y duradero. Mi madre hizo acto de presencia con una tos falsa desde de tras de la puerta por lo que me tuve que separar de Nicholas para dejarlo ir – te quiero – me susurró antes de irse.
- Yo a ti – dije y entré en mi casa y observé a mi madre.
- Espero que la próxima vez llegues más temprano – dije mirando su reloj – son las tres y media de la madrugada.
- Lo siento se me paso el tiempo – dije sincera.
- Esta bien, ve a dormir – se acercó y me dio un beso en la mejilla que no se comparaba con los de Nicholas.

Dormí tranquila, no sin sueños pero si sin pesadillas. Me encontraba en la playa acostada junto a un chico, feliz entre sus brazos. Era de día y disfrutaba del sueño, hasta que la luz del sol estuvo lo bastante alta como para despertarme. Abrí un ojo luego el otro e intenté acostumbrarme a la luz.

- Hoy me ayudarás a limpiar – dijo mi madre cuando abrí los ojos del todo. Guarde varías palabrotas que quería decirle y me escondí otra vez entre las sabanas – Eso te ganas por salir hasta tarde. En una hora te quiero abajo, lista para trabajar.

A veces deseaba que mi madre trabajara todos los días en la panadería sin descanso. Me levanté como pude y fui al baño, aunque sabía que luego de esa jornada de limpieza tendría que tomar una ducha, me preparé para darme una en ese momento ya que sentía arena por todo mi cuerpo, me había acostado como había llegado de mi cita con Nicholas y ahora me sentía sucia, estuve más de la cuenta dentro del agua, por lo que al salir tuve que apurarme para que mi madre no me retara. Me puse ropa cómoda y una bandana en la cabeza para no tener que por lo menos lavarme el pelo aunque sabía que eso sería imposible.

Bajé corriendo las escaleras cuando aún cuando faltaban un cuarto de hora para que se cumpliera el tiempo que mi madre me había dado, así que me preparé un café y me lo tomé rápido y la busqué por la casa.

- A sus órdenes – me paré frente a ella como un soldado y espere sus órdenes.
- Primero limpias los baños y luego el jardín y sin excusas – dijo antes de que me pusiera a chillar por los deberes que me había dado.

Caminé pesadamente al baño principal y comencé fregando la bañadera, a veces pensaba que porque en una casa de dos personas existían tres baños, con uno sería suficiente, pero luego cuando los necesitaba agradecía por ellos. Así que seguí limpiando casa superficie de ellos hasta que brillarán. Iba en dirección al jardín cuando sonó el timbre, corrí para abrir, era Nicholas. Me escondí tras la puerta para que no me viera en esas ropas.

- No te escondas que estas linda así – me atajó.
- ¿Qué hora es? - pregunte ya que habíamos arreglado para vernos en la tarde.
- Son las dos.
- ¡Argh! – me quejé porque había desperdiciado toda la mañana en limpiar un par de baños y todavía me quedaba el jardín – no puedo salir – le informé lamentándolo.
- Me quedaré – dijo poniendo un pie en mi casa.
- Estamos en jornada de limpieza – le avisé.
- Bueno mejor te ayudaré – cruzo la puerta y me saco de la mano la escoba que yo llevaba.
- Estoy hecha un desastre – sentí como en mi rostro se acumulaba toda la sangre de mi cuerpo.
- Eres hermosa – acarició mi mejilla – ¿Por dónde empiezo?
- Estaba por ir al jardín.
- Vamos – comenzó a caminar y se dio cuenta de que no sabía para donde ir. Me reí y me adelante.
- Yo te guío – caminé en dirección al jardín.
- Buenos días señora Fuxson – saludo Nicholas cuando cruzamos por la cocina.
- Buen día Nick – saludó mi mamá y nosotros seguimos de largo hasta mi jardín.

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0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el lunes, 3 de febrero de 2014
{AMOR&AMISTAD} Capítulo veinticinco – En la playa.

- En un momento de la cena te había quedado pensativa, medio adormilada que pensé que te habías dormido de verdad, pero luego reaccionaste – comentó Nicholas jugando con mi mano.
- Solo pensaba, tu evitas hablar sobre tus padres – comenté sin querer lastimarlo, sin querer que se pusiera triste. Lo observé ahora el era el que se había quedado duro sin pronunciar palabra ni si quiera parpadeaba.
- Parece que lo hago – dije triste. Bien hecho Charlie, lo lograste, ahora lo has puesto triste.
- Lo siento – me disculpe y pude ver caer de sus ojos unas pequeñas lágrimas de dolor. Llevé mi mano libre a ellas y las limpié suave.
- Gracias – dijo sonriendo como a mi me gustaba – sabes una cosa, en eso nos parecemos, tu tampoco hablas de tu padre, no se que paso con él.
- Te sorprenderá lo que te voy a decir pero la verdad e que yo tampoco se que fue de él. Cuando cumplí los doce años se marcho de casa y nunca más volví a verlo.
- ¿Ni una carta? – pregunte incrédulo.
- Nada – dije negando leve con la cabeza.
- Lo siento.
- No importa, fue hace mucho. Mejor olvidar.
- ¿Quieres contarme?

Pensé que cuando llegáramos a la playa nos pasaríamos todo el rato jugando en la orilla del agua y con la arena, pero no fue así. Ninguno de los dos estábamos de ánimos como para saltar en el agua. Nos habíamos quedado recostados sobre una manta, que Nicholas tenía en su auto, sobre la arena blanca de la playa. Estaba apoyada sobre su pecho pensando en la historia de la huida de mi padre, el estar junto a él me hacía bien, el dolor que sentía al recordar a ese ser, que no se podía llegar a llamar padre porque con el hecho de abandonar a una hija no se merece semejante nombre, no llegaba a formarse.

Sentí su mano jugar con mi cabello sobre mi espalda. Suspiré y me quede con la vista fija en el agua y las olas que se formaban. Me sentía muy bien. Y al parecer el también. El silencio del momento no era incomodo por lo que ninguno de los dos nos preocupábamos por llenarlo con palabras que no tendrían sentido en ese momento.

- ¿Quieres regresar? – me pregunto sin sacar la mano de mi espalda.
- No – dije cerrando los ojos y aforrándome más a su cintura.

Rió ante mi acción y no se movió. Lo único que hizo fue despegar la mano de mi espalda para poder alcanzarme mi bolso que estaba bajo su cabeza haciendo de almohada.

- Esta cosa esta vibrando – me informó y yo me erguí para buscar en cartera – ¿Qué es lo que tienes ahí que no lo encuentras?
- Solo un par de cosas.
- ¿Un par? – se calló al ver que yo sacaba mi celular de donde quiera que se escondía y atendí.
- Hola ma – saludé y escuche lo que me decía.
- ¿Dónde estas? – pregunto algo preocupada – ya es muy tarde.
- Estoy con Nicholas en la playa.
- ¿En la playa? ¿Pero que hacen allá? ¿Están locos? ¿Es media noche y todavía no regresas?
- ¡Madre! – le grité para que se callara un segundo y así podría explicarle - ¡Estamos bien!

Nicholas me pidió el celular para poder hablar el mismo con mi madre y poder arreglar las cosas. Hice esperar a mi madre y le tendí el aparato a él.

- Hola señora Fuxson, lamento no haber llevado a Charlie más temprano a casa pero ha surgido este plan en el camino y no hemos querido desperdiciar la oportunidad, prometo que en un par de horas Charlie estará en su cama… Si seguro… Claro no hay problema… Hasta luego – cerró mi aparato y me lo devolvió.
- ¿Y?
- No tienes horario de regreso y no te castigará.
- Perfecto.

Volví a recostarme sobre su pecho y ahí me quede durante largo rato sin moverme. Otra vez jugo con mi cabello, pero estaba termino con su mano sobre mi hombro y espalda desnuda, la parte que no estaba cubierta por la tela de mi vestido, eso me estremeció pero me gusto y no me quejé por ello. Él lo tomo como un permiso a seguir y bajo sus caricias hasta donde la espalda pierde el nombre y ahí si me tome el atrevimiento de retirar su mano.

- Lo siento – se disculpo sacando su mano de donde estaba y la apoyo sobre la manta que estaba bajo nuestro. Pero yo la busqué y me abracé con ella entrelazando nuestros dedos.

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