0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el miércoles, 5 de febrero de 2014
{AMOR&AMISTAD} Capítulo treintaidos – Olvidar.



- ¡Charlie arriba! – me despertó mi madre el domingo por la mañana temprano – te espero abajo.
- Kristen, te quedas o me vienes a ayudar – le pregunte bostezando a mi amiga a la vez que ka zamarreaba suave al hombro – Kristen.
- ¿Ehm?
- ¿Vienes? Voy al trabajo.
- Si – respondió a duras penas, seguía dormida, le tiré una almohada. Se sobresalto y saltó de la cama.
- Levántate y vestiste – me levanté, me aseé y me cambié.

Mientras ella se preparaba yo arreglé mi habitación. Tendí las camas. Junté la ropa que estaba tirada por el piso y la ordené en el placard o la apilé para lavar. No me había detenido a observar la ventana en mucho tiempo, la verdad. Las flores que Nicholas me había obsequiado estaban caídas y negras. Habían muerto, cómo las había podido olvidar así.

¿Habría pasado lo mismo con quien me las obsequió la noche anterior? ¿Me habría olvidado de él al estar con Jerry? Si, eso había pasado lo había olvidado por completo, como a las flores.

Lo que había hecho con Nicholas había sido reemplazarlo por Jerry, con las flores podría hacer lo mismo, para que estén sanas y relucientes, llenas de vida, pero no serían las mismas. Nuera sería lo mismo. Yo ya había jugado mis cartas y ahora tenía que aguantarme lo que fuera.

Yo había elegido las flores, aunque ahora estén marchitas yo las quería y ahora tenía que vivir con eso. Las quité del florero y las arrojé a la basura.

¿Qué ves?- pregunto Kristen, me di la vuelta y la tenía mirándome desde el baño, yo me encontraba observando las flores con mirada ausente.
- Ehm, nada – caminé rápidamente a ella y la tomé del brazo – vamos – agarré mi bolso y salimos.

- Tienen que limpiar las heladeras – dije mi madre en cuanto llegamos al local – quiten las comidas y límpienlas.

Comenzamos el trabajo de mala gana, ya que estábamos muy dormidas por el baile de la noche anterior, no tendríamos que haber salido, pero era el único día que tenía para poder estar con Kristen, en la semana tenía escuela y el miércoles ella se iría otra vez y no tenía idea cunado regresaría, capaz que pronto, capaz que nunca. Y por eso no quería desperdiciar mi tiempo, quería pasarlo con ella.

- ¡Jerry! – la escuché gritar y me di la vuelta dejando caer el trapo que tenía en la mano, pero qué hacía él ahí, no podía ser. Y ahora que iba a hacer.
- Hola, chicas – saludó sonriendo y me miró – vine para hablar contigo – explicó.
- Ehm... ¿Conmigo? No puedo, estoy trabajando – intente escaparme pero no lo logré, Kristen no me ayudo.
- Yo puedo seguir sola, ve con él.
- Vamos atrás – dijo él y caminamos a la parte trasera del local donde no estaba mi madre, por suerte.
- ¿Qué pasa? – le pregunte observándolo, tenía mi mano sujetada con fuerza, seguro pensaba que me escaparía.
- ¿Tu estas con Nicholas verdad?

Lo miré sin responder, es que no era obvio que yo estaba saliendo con él, nos había visto el día anterior en la heladería, como si no fuera suficiente.

- Bueno creo que es un si, ¿pero de verdad le amas? – pregunto a lo que yo bajé la mirada para no encontrarme con sus ojos. Si le amaba pero no de la misma manera que a él, no podía admitirlo – dime algo.
- Tengo que trabajar – tiré de mi mano y me zafé, estaba apunto de salir de allí atrás pero Kristen gritó:
- ¡Nicholas! ¿Qué haces acá? – pregunto lo bastante alto como para que nosotros escucháramos desde donde estábamos.

Miré a Jerry, asustada. Nicholas no debía saber que Jerry estaba ahí, qué pensaría. Tenía que esconderlo como fuera. Me moví muy deprisa por lo que tiré un montón de cubiertos que había sobre una mesa, ellos escucharon el ruido.

- ¿Charlie? – pregunto él, a lo que estuve a punto de gritar pero Jerry me tapo la boca con la mano para que no saliera el sonido y me arrastro más al fondo donde se supone que nadie entra.
- ¡Shh! – me calló Jerry después de que yo quisiera decir algo.
- ¿Char? – pregunto otra vez Nicholas, el cual ya había cruzado el límite que marcaba el mostrador de la tienda - ¿Estas?

Es que tampoco convincentes eran las mentiras de Kristen que Nicholas no le había creído y ahora me buscaba por su cuenta, no quería viera así. Jerry me aplastaba con cuerpo y todo, detrás de un mueble, donde ninguna explicación bastaría para aclarar lo que se veía. Tenía su rostro a unos centímetros del mío y a él no parecía preocuparle para nada, pero a mi si. En algunos momentos imaginaba que la magia podría servir para algo si fuera real, quería que Jerry se esfumara solo por un momento.

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