- Vamos, hoy llegan mis padres, me mataran si no estoy en casa – dije tirando de su mano para caminar más rápido por las calles de la ciudad.
- ¿Desde cuándo te importa lo que ellos te digan? – pregunto Jake desde mi lado.
- Desde que el director llamó, no quiero darles excusas – dije cuando llegamos a casa, las luces estaba prendidas por lo que tire de su mano para por la parte trasera de esta.
Caminamos casi corriendo donde la puerta de servicio por la que siempre entraba Macy, la mujer que nos aseaba la casa, a veces pensaba que tenía suerte en que alguien limpiara esa gran casa si no mi madre me lo haría liar a mí, y eso no lo haría no por asomo. Pero me daba pena que tuviera que hacerlo sola, como tardaría en tan poco tiempo.
Toqué la puerta un par de veces intentando no hacer ruido por las dudas de que mis padres escucharan, aunque eso no suponía problema ya que de seguro ellos estaban en la otra punta de la mansión.
- ¿Señorita? – pregunto Macy cuando me abrió la puerta dejando que la luz que salía de la blanca habitación nos diera en el rostro.
- ¿Y mis padres? – pregunte mirando esperanzada de que no estuvieran cerca.
- En el jacuzzi de la otra ala de la casa – dijo la mujer abriendo más la puerta para dejarnos pasar.
A pesar de solo ser la mujer que limpiaba la casa yo me sentía agradecida con ella, ya que en muchas ocasiones me había cubierto con excusas para que mis padres no me descubrieran, al fin y al cabo yo la trataba mejor que ellos.
Cruzamos corriendo la puerta y nos dirigimos a la primera escalera que encontramos, en la casa habían como mínimo cinco escaleras, parecían como un laberinto, a veces cuando estaba sola con Jake era divertido jugar con él, parecíamos niño de jardín de infantes pero cuando el ya no estaba en la casa era aburrido. Pero ahora eran útiles para poder escapar de mis padres y poder entrar con mi novio, ir directo a mi habitación sin que ellos sepan que había estado afuera.
- ¡Macy! – grité antes de que termináramos de subir las escaleras.
- ¿Si? – pregunto la mujer apareciendo en la esquina de la escalera.
- ¿Ellos me han buscado? – pregunte y si me respondí que si estaba muerta porque no había manera de decirles que si estaba en mi habitación al tiempo de su llegada.
- No – respondió. Le sonreí y ella siguió con su trabajo.
- Ven tenemos tiempo de sobra para nosotros – dije sonriendo a mi novio y lo arrastre a mi habitación la cual no quedaba muy lejos. Entramos y cerré la puerta.
Me acerqué lenta, sonriendo pícara. Pasé mis brazos por sus hombros y lo abracé. Llevé mis labios junto a los suyos y lo besé, no me importaba que mis padres estuvieran a un piso de distancia, ellos estaba en lo suyo y yo acá en mi habitación haría lo mío, eso no tendría por qué molestarles.
Sentí las manos de Jake en mi cintura, caminamos lento aún con nuestros labios pegados hasta la cama. Se giró antes de caer el primero, entonces cayó sobre mí, sentí el suave colchón a mis espaldas.
- Creo que deberías irte – alce la vista para verlo a los ojos. Mis manos jugaban dibujando círculos en su pecho desnudo. Después de mirarlo durante un rato llevé mi vista al reloj de mi mesita de noche, eran las diez y media pasadas, y seguro mis padres aunque no lo quisieran pasarían por mi habitación para registrarla antes de irse a dormir.
- No quiero – se quejó y tomo mi cara entre sus manos para estirarse y besarme en los labios intensamente.
- Jake…
- Shhh… - me calló sin dejar de besarme. Me acomodé sobre él bajo las sabanas y tampoco me separe de sus labios, aunque sabía que pronto tocarían la puerta, sentí unos pasos y asustada me separe rápido de él.
- Ahí vienen, toma tu ropa – dije después de saltar de la cama para correr a la puerta y abrirla para ver por el pasillo, no había nadie, no pasarían ni dos minutos antes de que mis padres doblaran la esquina.
- ¿Están? – pregunto Jake ya a mi lado con toda su ropa en las manos, salvo por los boxers que los tenía ya puestos.
- No, corre y dobla a la derecha – abría la puerta del todo y dejé que se marchara, antes de irse me beso fuerte y desapareció por el pasillo unos segundos antes de que mis padres doblarán la esquina en el fondo del pasillo.
Cerré la puerta rápidamente sin hacer ruido alguno. Apagué las luces y corrí a la cama, antes me puse una remera grande que usaba de pijama. Me metí rápido bajo las sabanas y fingí que estaba dormida.
Mis padres entraron a la habitación unos minutos después. Se ve que nos les importo tanto si yo estaba despierta o no, porque al segundo salieron por la puerta otra vez y no regresaron, ni para tocar mi frente en forma de saludo, como lo hacían algunos padres, tampoco para ver si tenía frío o no sé, solo para verme, pero, no, ellos solo querían corroborar si yo estaba en la casa o si me había escapado.
Aunque dudaba que si yo no estuviera ellos se preocuparían por buscarme. Seguramente hubieran seguido con su vida. Como si nada. Me acosté sobre mi costado con la mano en mi mejilla a la vez que con la otra limpiaba una lágrima que caía lento.
Por un lado deseaba que ya pasaran los años para así poder marcharme De mi casa. Quería irme con Jake, habíamos planeado salir de viaje juntos, habíamos decidido dejar nuestras casas para ir en busca de la ideal, queríamos vivir juntos. Era algo que a teníamos pesando desde hace ya mucho tiempo, algo que de saberlo nuestros padres lo hubiesen prohibido enseguida, no estaba segura de que mis padres supieran que yo salía con Jake. Yo no les había querido contar por miedo a que no les gustara la relación y pensara que sería inadecuada para los medios. Eso a mí me importaba un comino pero en verdad No me gustaría el que dijeran que no y que contrataran guarda espaldas o algo por el estilo. Seguro lo harían.
Me dormí con las lágrimas sobre la almohada, pensando en lo que sería mi vida de haber sido diferente a todo esto.
Etiquetas: Buscando cariño, Capítulo XII, novela
Publicar un comentario