Otro día de colegio, otro día junto a la mirada acusadora de Max. Bueno, él no me acusaba de nada pero yo sabía algo sobre él entonces eso hacía que yo me sintiera acusada por él.
Quería correr y contarle a alguien lo que sabía, pero no podía, el secreto no me correspondía, por lo que debía según en el silencio, a la espera de algo pase y todo cambie para bien. Pero sabía que eso no pasaría.
Me desperté con miedo, desde que Jade nos había contado lo que paso en la fiesta yo tenía miedo de mi compañero de clase, eso antes no había pasado pero ahora sí.
¿Debía contarle al profesor lo que pasaba? No lo sabía, solo Jade podía solucionarlo.
Salí de mi casa con el uniforme, esperaba que Jake apareciera caminando para ir con él, pero me había avisado que estaba retrasado, que prefería que yo llegara a tiempo...
Cuando estaba por llegar a la esquina a paso lento ya que no tenía ánimos de ir a clases. Él doblo la esquina. Max. Apareció al frente mío. No sé qué cara fue la que puse, pero al parecer no era buena porque la suya me mostró como estaba yo, al parecer me había puesto blanca, como si hubiera visto a un fantasma, porque él se rio relajado.
- Isabelle – saludó él despreocupado.
- Hola Max – saludé sintiendo la tensión de mi voz en ese momento.
Sabía que no podía salir corriendo, además de que él me atraparía enseguida. Se suponía que yo no sabía nada sobre la fiesta.
- ¿Cómo andas? – Pregunto dando unos pasos hasta mí, al parecer yo me había quedado dura en mi lugar – ibas al colegio ¿no? Bueno vamos juntos, a Jake no le molestará – me quiño un ojo. Lo miré confundida pero él no notó eso y comenzó a caminar – vamos camina que llegaremos tarde.
Cuando me di cuenta de eso me apresuré a caminar rápido para llegar cuanto antes al colegio. Quería que Jake estuviera conmigo en ese momento.
- ¿Te pasa algo? – Pregunto Max a mi lado – pareces algo pálida.
- Estoy bien, es que me duele un poco la cabeza – mentí esperando que sonara convincente.
- Ah, capaz debiste quedarte en tu casa – sugirió el amablemente, parecía no darse cuenta de que le tenía miedo – no te iras a desmayar ¿verdad? – pregunto acercándose más a mí, cada vez tenía más miedo pero que podía sentir cuando el chico que estaba a mi lado había violado a una de mis amigas, ¿Es que debía sentir otra cosa?
- Estoy bien – comenté alejándome de él.
- ¿Qué pasa? ¿Me tienes miedo? – pregunto él alzando una ceja, ya me tenía tomada del brazo con algo de fuerza. Mi vista se posó en su mano por un segundo y después en su rostro, supliqué con la mirada que me soltara.
- ¡Déjame! – pedí medio gritando, ya no me importaba si él se enteraba de que yo sabía algo o no, ay que al parecer él ya sabía todo o más de lo que yo sabía.
- No grites – me advirtió mirando su mano – sé que ustedes saben todo y tengo una manera de hacerte callar a ti y a los demás – se acercó más hacía donde yo estaba y bajo su rostro a la altura del mío.
- ¡No! – levanté mis manos para cubrirme el rostro, pero él me las apartó y luego me beso a la fuerza, sosteniéndome para que no pudiera zafarme de él.
Luego de unos segundos fue él el que se separó de mí, para respirar o algo. Lo miré con lágrimas en los ojos. Me intenté alejar pero él todavía me apretaba los brazos contra él. ¿Debía gritar? Pero quién me escucharía si la calle estaba vacía. Correr, tampoco funcionaría, aunque mi casa estaba a tan solo dos cuadres. Al pensar eso una idea se me ocurrió.
¡Pum! Mi rodilla había ido directo a sus partes íntimas, algo que no se esperaba en lo absoluto. Soltó mis brazos automáticamente y salí corriendo con las lágrimas quedando atrás por el viento que las hacía volar.
No lo sentía correr atrás mío pero ahora eso era lo que menos me importaba, tampoco iba a voltear. De una saqué las llaves de mi bolsillo y al llegar abrí la puerta y entré. La cerré fuerte, derrumbándome contra ella.
La cocina, donde se suponía trabajaba Macy no estaba muy lejos, porque unos segundos después del portazo ella entro en la habitación con el palo de amasar y no precisamente porque lo estuviera usando.
- ¡Señorita Belle! – gritó preocupada al verme dejando caer el bastón, corrió a donde yo estaba y me ayudó a pararme para ir al living. Me desplomé al instante en uno y la miré.
- Pro favor llama a Jake – le supliqué con la mirada, él era la única persona con la que quería estar en ese momento.
Las manos, a decir verdad, todo el cuerpo me temblaba, me acosté de costado sobre el sofá y me ovillé asustada, todavía llorando. Podía sentir sus brazos en mí y eso me ponía peor.
Cómo se había enterado él de donde estaba yo, bueno donde vivía ya que pocos lo sabían, no me gustaba hacer ostentación de lo que tenía. ¿Lo tenía planeado? Había pensado él en lo que hubiera pasado de hacer estado Jake ahí. Me alegraba de haber estado sola esa mañana.
Max está realmente loco, si yo no me defendía no sabía dónde estaría en ese momento. De seguro en ningún sillón cómodo. Alguien entró en el living y me asusté por el ruido.
- Lo siento se disculpó Macy – mirando en mi dirección sintiéndose muy apenada - Su novio Jake llegara enseguida, tome un poco de agua – me dejo un vaso junto al sillón en una mesa. Yo estaba algo consternada como para sentarme a tomar agua. Espere allí a que Jake viniera.
Al cabo de unos minutos el timbre sonó y vi a Macy correr a la puerta. Yo seguí tira en el sillón con los ojos cerrados y las lágrimas que mojaban el almohadón, abrazaba tan fuerte mis piernas que por la fuerza que hacía podía llegar a las timarme, pero no lo hice porque Jake no me dejó.
- Isabelle – gritó Jake y corrió a mi lado, tomó una de mis manos y con lo que le quedaba libre me acarició la frente - ¿Qué sucedió? – pregunto cuando abrí los ojos.
Rápidamente me solté de sus manos y me tiré a abrazarlo, sollocé más fuerte desahogándome por todo.
- Max.
- ¿Cómo que Max? – parecía confundido.
- Si él me beso y no sé qué me hubiera hecho si no me defendía – dije sollozando.
- Es un desgraciado, lo encontraré y lo mataré.
Etiquetas: Buscando cariño, Capítulo XIII, novela
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