La noche ya se dejaba ver, mientras el sol se ocultaba. Habíamos quedado en encontrarnos en el cine. Me había hecho mucha ilusión por lo que pasaría esa noche porque él me había invitado.
Siempre soñaba con ese momento e imaginaba como sería pero nunca había pensado que llegaría a pasar, porque creía que esas cosas solo pasaban en las películas, donde todo podía suceder, pero al parecer a las personas de carne y hueso como yo, también les pasaba.
Después de bañarme, me quedé casi media hora frente a mi armario decidiendo que ropa ponerme. Cuando ya estuve lista, tomé mi bolso de arriba de mi cama y salí de mi casa en dirección al cine que solo quedaba a unas cuadras de allí. Pero a pesar de eso era complicado llegar, porque tenía quedar un par de vueltas.
Éramos compañeros de curso desde hace ya diez años, y eso nunca había pasado. Él sabía que estaba enamorada de él porque se había enterado. Todo el mundo sabe que en un colegio después de pasar varios años de ser todos conocidos los secretos comienzan a saberse de a poco.
Por suerte, él era de los chicos dulces y tiernos, eso creía yo, de los que nunca te mentirían y te traban bien, seas quien seas, por eso nunca se había reído mí.
Este año había conseguido que se sentara conmigo, así nos pudimos conocer más. Hasta llegar al punto de que me invitara al cine.
Me sentía muy feliz por eso, estaba emocionada por ese hecho. Casi llegué corriendo al cine. Él ya estaba parado en la entrada con un balde de palomitas de maíz en la mano y una gaseosa en la otra. Sonreí al verlo, allí tan lindo. Me acerqué lento y tímida.
- Hola – saludé con la voz temblorosa de los nerviosa que sentía por ser esa nuestra primera cita.
- Hola Colleen – me saludó dejando notar que el también estaba algo ansioso por esta noche.
- ¿Entramos? – pregunte porque no sabía que decir y si estábamos dentro de la sala el silencio no sería incómodo.
- Si vamos – dijo y me ofreció las palomitas para que las tuviera yo. Las sujete contra mi pecho con una mano mientras mi otra mano colgaba a mi costado. Sin mirarlo avancé lento a la sala, sintiendo sus pasos a mi lado.
Cuando estábamos a mitad de camino sentí que me tomaba la mano, me quede dura al segundo y me detuve para mirarlo, con una sonrisa en mis rostro. Preguntándole con la mirada sobre que iba eso. Sentí como sus dedos jugaban con los míos en ese cálido tacto.
- Perdona si te llamo amor, pero con el pasar de los años, me di cuenta de que no eras solo tu la que estaba enamorada. Cada noche antes de acostarme el único rostro que cruza por mi mente es el tuyo, y cuando me despierto, eres tu a la única persona que ansío ver durante el día. Por eso creo que si te llamo amor no estoy faltando a mis sentimientos y se que estos son correspondidos – terminó, mirándome a los ojos. Sonreí tímida girando la vista para no cruzarme con sus orbes celestes – no me prives de tus hermosos ojos – pidió a lo que volteé para verlo otra vez.
- No creo lo que veo, siempre pensé que esto nunca pasaría, solo en mi sueños tu me llamabas amor – confesé sin quitar mi vista de sus ojos – ahora se que los sueños pueden hacerse realidad que no es solo cosa de las películas. Que nosotros somos los directores y podemos escribir nuestra propio guión, y decidir cual será el desenlacé. Lo que agradezco es que en mi película el actor principal seas tu – terminé de decir y solo lo miré esperando que comentara algo a lo que acababa de decir.
No dijo nada, solo se acerco a mí para posar sus labios sobre los míos, mostrando así que no solo él era el actor principal si no que ambos lo éramos.

#Un libro abiertoo. . .     Viqqi@

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