- Vamos – Jerry tiro de mí para levantarme del piso del muelle donde yo no dejaba de llorar.
No podía levantarme, no tenía fuerzas para hacerlo, quería quedarme allí para siempre. Llorando por mí amiga. Recordando los momentos que había vivido con ella, fingiendo que nada había pasado, que no la había visto con Nicholas. Pero no era verdad. Todo lo que veía en mi mente si había pasado.
- ¡Charlie! – la escuche gritar mi nombre y cerré fuertemente los ojos tapándome las orejas con las manos. No quería ni verla, ni escucharla.
- Déjala Kristen – me defendió Jerry – vete.
- Charlie, escúchame por favor.
- Lalalalala – negaba con la cabeza pretendiendo que estaba sola
- Kristen ándate, por favor – Jerry me aprisiono más contra sus brazos y no me moví.
- Char... – comenzó a decir Nicholas y tapé más fuerte mis oídos.
- Vamos Charlie – dijo Jerry se levantó, me ayudo y me levanté con él.
Volvimos caminando al auto dejando atrás a Nicholas y a Kristen. No me volví para verlos. No quería pensar más en ellos.
No se como llegue a mi casa, donde mi madre me recibió con un montón de preguntas a las que yo no respondí y Jerry igual, ella nos dejó y yo fui directo a mi habitación. Me dejé caer sobre la cama y me largué a llorar otra vez, él se quedo a mi lado, me contuvo, no dijo nada solo me escucho llorar.
Que iba a decir, si acababa de ver a nuestra mejor amiga besando a mi novio. Era imposible de pensar que ella pudiera estar haciendo algo así, nunca me había mentido, nunca me había traicionado pero ahora si, ahora había cambiado mi mirada sobre ella.
Ya no la vería como mi mejor amiga, en la que siempre podría confiar, a la que pediría ayuda cuando la necesitase. Ya no. No se cuanto tiempo estuve llorando sobre Jerry, porque me dormir. Y las pesadillas me invadieron, pesadillas que me decían que yo tenía la culpa, por haber estado con los dichos a la vez, porque haberle mentido a Nicholas, pesadillas en las que Kristen se reía de mí una y otra vez y no me dejaba en paz.
Seguí llorando en el sueño, seguí lamentándome en el sueño. No sedé de pensar en lo que había pasado en toda la noche. Sonó mi alarma del celular y me levanté asustada y con las lágrimas todavía saliendo de mis ojos y Jerry a mi lado, dormido. Lo desperté suavemente llamándolo despacio mientras lo sacudía por el hombro.
- Jay… tienes que ir a tu casa a cambiarte, tenemos escuela – lo llamé limpiando mis mejillas. No podía dejar de vivir la vida por la culpa de alguien. No iba a dejar que por ellos mi vida terminase iba a seguir a delante pretendiendo que nada había pasado. Abrió los ojos al escucharme y me observo
- ¿Cómo estas? – pregunto acariciando mi mejilla.
- Como puedo – respondí levantándome y el salto de la cama.
- Lo siento se disculpo – por lo que me acerqué a él y lo abracé.
– No es tu culpa, tu nunca tuviste la culpa – enterré la cabeza en su pecho. Me abrazó fuertemente por un rato hasta que me separe – vete.
- Te esperare en tu puerta - me informó y se fue.
Me higienicé y cambié sin ánimos de nada. No tenía ganas de ir al colegio, no tenía ganas de estar levantada, no tenía ganas de seguir, pero nunca me deje caer.
Como pude logré salir de mi casa ya sin derramar lágrimas por ellos. No iban a merecer mis lágrimas. Jerry tomo mi mano y caminamos en silencio hasta el instituto. La mañana paso lenta, no preste atención en ninguna materia, solo entregué el trabajo de literatura y de historia, sin comprender nada de lo que ellos profesores habían dicho durante esas horas. Estaba absorta. Esta perdida en mi mente. Solo escuchando las voces que me decían que nada había pasado que yo estaba imaginando todo, pero yo sabía perfectamente que lo que había visto era real y yo no imaginaba.
Etiquetas: AmorAmistad, novela
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