0 Comentarios - entrada de Viqqi.- Publicada el jueves, 12 de febrero de 2015
Buscando Cariño // Capítulo I - Oscuridad.


- ¡Corre! ¡Corre! – Le grité a Jacob, iba por detrás de mí, me llevaba solo dos metros pero podían atraparlo.
- Espérame Isabelle – me pidió, me frené para verlo. Sudaba a igual que yo, las gotas corrían por su rostro y su cuerpo, como me pasaba a mí.

Llevábamos corriendo cinco cuadras completas, la gente nos observaba, parecíamos dos personas que no sabían donde estaban y corrían como si el mundo se acabara en ese instante.

Jacob llegó a mi lado, se apoyó a descansar en mi hombro. Lo observé, en verdad parecía cansado. Levante la vista, para ver en donde diablos estábamos. Vi un almacén, demasiado llamativo para escondernos. Un boliche, muy iluminado. Un callejón, perfecto.

- ¡Ven! – tiré de su brazo y lo arrastré al callejón.

Cuando ya no se pudo ver la luz, me tomó de la cintura y me apoyó, bruscamente pero delicado, contra la pared. Dejó reposar sus manos en mi cintura, mientras me miraba a los ojos.

Alcé mis brazos hasta llegar a sus hombros y los enrosqué tras su cuello. Lo miré a los ojos como él a mí y le sonreí, dejando a la vista mis blancos dientes. Me imitó, curvo sus labios en una sonrisa que formaba arrugas entorno a sus ojos, arrugas de felicidad.

Corrió un mecho de pelo que molestaba en mi rostro y lo escondió tras mi oreja. Se acerco lentamente hacía mi, quedando solo a centímetros de mi rostro, donde yo podía sentir su frío y delicioso aliento salir de su boca y llegar a la mía. Pidió permiso para poder cumplir su misión.

Me acerqué lo suficiente para besarlo, atrapé sus labios dulces, con sabor a fresas, lo ultimo que él había probado en el día. Respondió a mi beso como a mi me gustaba desenfrenado y con pasión. Ya no nos podían encontrar, el callejón no tenía salida y estaba a oscuras.

Tomé su rostro entre mis manos mientras prolongaba el beso. Juegue con sus labios, mientras el mordía mi labio inferior. Acariciaba mi cintura junto a ella mi espalda.

Me separé de él solo para tomar aire, ya que no era experta en contener la respiración más de unos minutos.

- Tenemos que volver – dijo mientras me miraba con sus ojos verde. Subió una de sus manos a mi mejilla y la acarició lentamente.
- No quiero – dije y volví a besarlo con ansias.
- Isabelle… - intentó separarse de mí para que no quedar atrapado otra vez en entre mis besos.
- Jacob, por favor – supliqué pegándome más a su cuerpo.

Me presionó contra él al mismo tiempo y se acercó a mi oído.
- Luego, más tarde, te lo prometo, una noche tranquila para nosotros dos – dijo en mi oído. Sonreí al escuchar lo que me prometía.
- Creo en tu palabra – lo tomé de la mano y camine hasta donde terminaba la oscuridad del callejón. Asomé la cabeza para cerciorarme de que nadie nos observaba así poder escapar a la luz de la luna.
- ¿A dónde? – pregunte mientras él sujetaba con fuerza mi mano mientras caminaba a paso lento por las calles de la ciudad.
- A tu casa, no hay nadie, o ¿si?
- Vacía, mis padres salieron otra vez.
- ¿A dónde esta vez?
- Europa, España creo – respondí mientras pensaba si ese era realmente el destino de mis padres.

Vivía en Phoenix, en Estados Unidos, en una casa que tenía más habitaciones que un hotel. Mis padres, Claire y John, ambos empresarios, salían de viaje cada dos o tres semanas, nunca me llevaban y si lo hacían era porque mi abuela no podía pasar por las noches para quedarse conmigo. Esta era una ocasión especial, mi abuela no había podido venir, pero ellos si o si tenían que viajar, no les importo dejarme sola, nunca les importaba dejarme sola, ya prácticamente vivía sola.

- ¿Estará tu abuela?
- No, ella también esta de viaje, mi tía Emma enfermó y tiene que cuidarla.
- Perfecto – me freno contra la pared de una casa mientras se acercaba a mí para besarme – toda la casa para nosotros solos.
- Jake, estamos en la calle todavía – dije al sentir su mano bajar por mi espalda hasta donde esta pierde el nombre.
- No me resisto – dijo sin apartar la mano, la dejo reposar ahí durante unos minutos mientras me besaba.

Lo separe de mí en cuanto vi que una pareja de ansíanos cruzaba la calle en nuestra dirección. El rió y solo me sujeto de la mano para seguir caminando en dirección a mi mansión.

- Solo faltan cuatro cuadras – susurré en su oído después de haber caminado durante media hora.

Al doblar una esquina vimos un patrullero, del miedo que sentimos comenzamos a correr como si un perro rabioso nos persiguiera y terminamos por desaparecer en la oscuridad otra vez.

Etiquetas: , ,

Publicar un comentario










<< LastWrittenWords >> All Rights Reserved © [2011-2017] || Code & design by Paranoiddesigns
Copyright © · All Rights Reserved ·